Deleita tu paladar con el festival del dulce cartagenero

2017-05-15

En medio de una semana de recogimiento y reflexión espiritual como lo fue Semana Santa, decidí ir a caminar las calles de nuestro corralito de piedras y así aprovechar para encontrarme conmigo misma. En mi búsqueda de un lugar para parquear, observé un gran número de personas, música en vivo y luces, por lo que decidí interrumpir mi paz interior y me dejé llevar por la curiosidad de saber que era lo que había en el emblemático y tradicional Parque Centenario.

Al bajar del carro le pregunté al señor del parking y éste me confirmó que allí estaban realizando el Festival del Dulce cartagenero, así que si piensas venir a Cartagena durante la Semana Santa, no te puedes perder de ir a disfrutar de éstas dulces delicias santas.
Definitivamente la única manera en la que se puede pecar en este época del año, es saboreando cada uno de los exquisitos dulces que allí encontré.

 

Al entrar al parque mis sentidos no dejaron de trabajar, era una combinación de buena música popular, olores de toda clase, gente por doquier, pero lo más sorprendente era la cantidad de turistas que se encontraban en el lugar disfrutando no sólo de un buen dulce sino de los mini conciertos ofrecidos por grupos locales de la ciudad, los cuales se encargaban de amenizar la noche.

Durante mi recorrido no solo encontré las mesas de los participantes del festival, sino también una gran variedad de artesanías, de mesas redondas con juegos de carta, dominó, personas contando chistes, entre otras. Para mí la idea de hacer este festival en el Parque Centenario fue una gran contemplación; ya que en ese momento me trasladé a mi infancia, aquella dónde era todo un plan y una gran aventura ir en familia a éste parque y disfrutar de chistes callejeros, de la cultura costeña, de tirarle comida a los pececitos y tortugas, de sentarse en cualquier lugar del parque y disfrutar de cada cuento, de cada familia, de las risas a carcajadas de los niños y adultos.


Después de transportarme en el tiempo, aterricé un poco y me dediqué a disfrutar de todo cuanto tenía a mi alrededor, les quiero decir que la dieta se perdió, comí de todo y compré en cada mesa que hacía parte del lugar, aproximadamente habían 22 mesas con venta de dulces, también me encontré con cuatro muestras de comida típica del Caribe, todo estaba como para chuparse los dedos. Ése día habían más o menos unas 300 personas caminando todo el lugar, desde niños de brazos, hasta ancianos y familias las cuales no solo se deleitaban con tan exquisitas delicias, sino también disfrutaban de los juegos de mesa.

Este festival fue la oportunidad ideal para que cartageneros y visitantes probaran los tentadores dulces de ñame, leche, coco, mongo mongo, guanduú, la jalea de tamarindo, el dulce de corozo, Icaco, piña, y por supuesto encontré una gran variedad de cocadas, panelitas y el famoso enyucado de yuca.

 

 

Al pasar por cada mesa, se vive una experiencia única y diferente, la cual depende de la alegría y el entusiasmo con el que cada participante te atiende, todos estos dulces son hechos en leña, por manos expertas, los cuales no se hacen en un día, llevan su tiempo de preparación, y lo mejor de todo son dulces realizados en casa.

En las mesas de comida los protagonistas eran el arroz de frijolito y los frutos del mar. Es decir que lo primero que se puede hacer durante este evento es pasar por las mesas de comida y luego rematar con un buen postre de dulces típicos del caribe.
Durante esta época en Cartagena la mayoría de las familias, reemplazan las carnes rojas por el pescado para conservar las costumbres ligadas a los antepasados. Es por esto que la Semana Santa se ha convertido en la vitrina ideal para que estas muestras gastronómicas resalten la cocina tradicional y cultural.

Las dulceras dispusieron en cada una de sus mesas sus más conocidas delicias para provocar a todos los que se acercaban a probar los dulces, incluyéndome a mí, que quedé con la boca abierta con cada uno de estos manjares, el olor a dulce de frutas era maravilloso, mi sentido del olfato me guiaba a escoger el indicado y además a probar los nuevos sabores, los cuales me causaban algo de duda por lo cual, esta vez no me arriesgué, pero habían de carne, de queso y de espagueti.


En medio de mi recorrido puede observar que la tradición de los dulces hechos por palenqueras sigue intacto, cada año podemos ver cómo van evolucionando con diferentes sabores, para muchas de estas mujeres, éstas preparaciones son una opción laboral y para muchas otras sólo lo hacen por mantener viva la costumbre de compartir dulces durante ésta época. Yo diría que aún en algunos barrios se mantiene viva la tradición, compartiendo los dulces, es decir los vecinos se mandan dulces entre sí, los prueban, los comparten y además le van enseñando a las futuras generaciones para que la tradición no se pierda.

En medio de todos estos sabores y colores, considero que hacer dulces típicos de nuestra región es todo un arte, son realmente creaciones, fruto de la creatividad local, ea la cual le podemos sumar el entorno natural privilegiado que rodea a la región Caribe, al contar con tres pisos térmicos en los que abundan frutos exóticos que son difíciles de conseguir en otros lugares de la geografía de Colombia. Frutos como el coco, el mamey, el ñame, el ajonjolí, el hicaco, el tamarindo, el mamoncillo, la guanábana, la ciruela y muchos otros.

Es por esto que me atrevo a decir que los dulces en la costa colombiana están a la orden del día, no sólo por la Semana Santa,también los pueden encontrar durante todo el año en el tan popular y recurrente Portal de los Dulces, ubicado en el sector amurallado de la ciudad , dentro de la torre del reloj. 

 

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Aura Amador López.

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